Solemnidad de la Asunción de la Bendita Virgen María

por Ago 15, 2017Blog, Liturgia0 Comentarios

Solemnity of the Assumption of the Blessed Virgin Mary

San Juan Pablo II dijo que el nacimiento de la Madre Bendita en el cielo genera en nosotros «una capacidad siempre nueva para esperar el futuro de Dios». Otro erudito mariano dijo: «María se elevó a alturas tan elevadas del cielo que la Palabra la alcanzó desde el más alto pináculo del cielo y la tomó». (A. Autpert)

EL LIBRO DEL APOCALÍPSIS DESCRIBE «LA MUJER SE VESTIÓ CON EL SOL»

Se abrieron las puertas del templo celeste de Dios y dentro de él se vio el Arca de la Alianza.

Después apareció́ una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida del sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Estaba encinta, le llegó la hora, y gritaba entre los espasmos del parto. Apareció otro portento en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra.
El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera.

Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. Mientras tanto la mujer escapaba al desierto donde Dios le tenía reservado un lugar.

Se oyó una gran voz en el cielo:

“Ya llega la victoria, el poder y el Reino de nuestro Dios, y el mando de su Mesías”. Ap 11:19a; 12:1-6a, 10ab

LA RESPUESTA DE MARÍA AL MENSAJE DEL ÁNGEL QUE SU PRIMA ELISABET PUEDE NECESITAR AYUDA CON SU NIÑO NO NACIDO

María se puso en marcha y viajó a la región montañosa a toda prisa a un pueblo de Judea, donde entró en la casa de Zacarías y saludó a Elisabet.
Cuando Elisabet escuchó el saludo de María, el niño saltó en su vientre,

Y Elisabet llena del Espíritu Santo, clamó a gran voz y dijo:

“Bendita eres entre las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre. Pero ¿cómo me sucede esto, que la madre de mi Señor venga a mí? En el momento en que el sonido de tu saludo llegó a mis oídos, la criatura que llevo en mi vientre saltó de alegría. Bendita tú que has creído, porque lo que el Señor te ha dicho se cumplirá!”

Y María respondió:

«Mi alma proclama la grandeza del Señor, mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva.
Desde este día todas las generaciones me llamarán bendita: El Todopoderoso ha hecho grandes cosas por mí y santo es su Nombre.
Él extiende su misericordia a los que le temen en cada generación.
Él ha mostrado la fuerza de su brazo, y ha dispersado a los orgullosos en su presunción. Él ha derrocado a los poderosos de sus tronos, y ha levantado a los humildes. Él colmó a los hambrientos con bienes, y a los ricos los despidió con las manos vacías. Él acudió en ayuda de su siervo Israel, porque ha recordado su promesa de misericordia, la promesa que hizo a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia para siempre».

María se quedó con ella unos tres meses y luego regresó a su casa.

Lc 1:39-56

REFLEXIÓN:

«SIN IMPORTAR QUE TAN OSCURAS SEAN LAS SOMBRAS QUE A VECES SE REUNEN EN EL HORIZONTE Y SIN IMPORTAR QUE TAN INCOMPREENSIBLES CIERTOS EVENTOS PUEDAN PARECER EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD, NO DEBEMOS NUNCA PERDER LA CONFIANZA Y LA PAZ. LA ASUNCIÓN DE NUESTRA SEÑORA NOS INVITA A ENCOMENDARNOS A MARÍA ASUMADA EN EL CIELO QUE COMO UNA ESTRELLA BRILLANTE DEL CIELO, DIRIGE NUESTRO VIAJE DIARIO EN LA TIERRA.» (SAN JUAN PABLO II)

«La reina está a tu diestra, vestida de oro». Salmo 45

María es llevada al cielo; un coro de ángeles exulta.

Aleluya, aleluya.

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