María Magdalena, apóstol de los apóstoles

por Oct 2, 2019Blog, Palabras para la Vida0 Comentarios

(Sto. Tomás de Aquino)

Los textos sobre María Magdalena que aparecen en los Evangelios son el resultado de la memoria de aquellas comunidades que transmitieron las tradiciones que habían recibido y que consideraban fundamentales para su identidad como grupos de Jesús en unos momentos históricos algo diferentes a aquellos en los que él vivió. Junto a las tradiciones trasmitieron, como no podía ser de otra forma, su interpretación de las mismas para las nuevas situaciones comunitarias que les tocaba vivir.

Los cuatro evangelios presentan relatos diferentes de María Magdalena, ya que responden a intenciones teológicas específicas. En esta ocasión, nuestra atención está puesta en el Evangelio de Marcos, ya que es considerado el más antiguo. 

Marcos nombra a María Magdalena en tres momentos: la muerte (15,40), la sepultura (15,47), y la resurrección (16,1). Los tres se encuadran, al final del evangelio, en la historia de la pasión, y existe entre ellos una relación redaccional que tiene los siguientes elementos:

a)  En cada una de las ocasiones se nombra a un grupo de mujeres que observan atentamente lo que sucede, María Magdalena, es nombrada siempre y en primer lugar.

b)  El autor utiliza el mismo verbo de visión en cada una de las tres ocasiones. Miraban, observaban, contemplaban. Con el cual subraya la función de testigo que tiene María Magdalena, lo mismo que sus compañeras.

c) Las indicaciones de tiempo relacionan la muerte y sepultura que han tenido lugar durante la preparación del sábado, y la visita a la tumba pospuesta a causa del descanso sabático.

Entre las mujeres que Mc cita por sus nombres aparece, en primer lugar, María Magdalena, María de Santiago y Salomé. Además de dar sus nombres el evangelista dice que estaban ya en Galilea siguiéndole y sirviéndole. Estos verbos están cargados de significación teológica.

Seguir es un verbo propio de los evangelios en estrecha relación con el seguimiento personal de Jesús, indica adhesión a su persona y entrega a sus exigencias y autoridad. Connota autoimplicación, el discípulo que sigue a Jesús participa en su suerte, de su vida y en su sufrimiento (8,10-34)

Servir, se le atribuye el significado de “servir a la mesa”. En Marcos ha de ser comprendido desde la enseñanza de Jesús sobre el discipulado, presenta el sentido más amplio de ser servicial. Este servicio es puesto por Jesús como núcleo de su seguimiento y signo de distinción de sus discípulos, ya sean varones o mujeres. Todos ellos han de hacer lo que han visto realizar al mismo Jesús. “El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir” (10,40)

La memoria que se hace de María Magdalena es muy importante. Por el mero hecho de ser recordada y por lo que se recuerda de ella. Los rasgos más importantes de lo que parece haber sido la memoria colectiva de los primeros testigos que se plasmó en el relato de la Pasión son: discípula desde el comienzo, testigo de la crucifixión y la sepultura y como receptora de una aparición del Resucitado, y enviada por Él a anunciar su nueva forma de existencia.

Cuando Marcos define a este grupo de mujeres como las que habían subido con él a Jerusalén, está diciendo algo muy significativo: Estas mujeres estaban entre los que seguían a Jesús y, a pesar del miedo, continuaron hasta Jerusalén permaneciendo junto a Jesús aún en los momentos más duros.

Al atardecer, José de Arimatea pide el cuerpo de Jesús a Pilato quien, después de asegurarse de su muerte, se lo concede. Aquél lo envuelve en una sábana y lo pone en un sepulcro del lugar, cerrándolo con una piedra. Dos de las mujeres mencionadas, María Magdalena y María la de José, están allí observándolo. Con esto Marcos refuerza el papel de testigos que se les había dado en la escena anterior. Ellas conocen el lugar exacto donde el cuerpo de Jesús fue depositado. Así, este relato a la vez que afirma la muerte de Jesús y el conocimiento de la tumba en la que fue enterrado, sirve de unión literaria y teológica entre la muerte/sepultura y la escena posterior de la visita a la tumba donde se producirá el anuncio de la resurrección.

“Y pasado el sábado María la Magdalena y María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarle”. Algunos exegetas ven en esta acción una intención teológica, ya que alude a otro gesto que el evangelista había situado al comienzo de la pasión, la unción en Betania. (14,3-9) Esto hace descubrir un valor profundo y simbólico en la narración.

La mujer que unge a Jesús como paradigma del discipulado.

La mujer que unge a Jesús quiebra un frasco de perfume caro. Su acción es incomprendida y censurada por los presentes que la califican como pérdida. Esta mujer es presentada por Marcos como paradigma del auténtico discípulo, aquél que ha entendido, aceptado y puesto en práctica lo que pedía Jesús: el seguimiento hasta la entrega de la propia vida, que aquí es simbolizada en el quebrar el frasco de esencia. Pre-anuncio del final de Jesús e indican que el discípulo ha de estar dispuesto a hacer lo mismo. Un seguimiento y autodonación que habrán de afrontar el sin sentido de la pasión y la muerte.

Anuncio, encargo y promesa.

Lo que María Magdalena debe recordar a los demás es aquello que ya habían oído a Jesús y que ahora pueden entender en toda su profundidad. Los discípulos deben volver a Galilea, deben emprender el camino de su misión, como Jesús hizo el suyo, y no deben temer porque una vez más Jesús va por delante de ellos. Él ha ido por delante, ha hecho el camino ya, ha resucitado y se les ha adelantado como lo prometió. (14, 28)

REFLEXIÓN:

Hago silencio interior y contemplo a Jesús en su relación con María Magdalena, él la mira y recibe la mirada de ella. Ambos reconocen la mutualidad de su atención y cariño.

Anoto los momentos en que he sentido que Jesús me revela los secretos de su corazón y mi discipulado se fortalece.

Agradezco las experiencias cuando soy enviada a la comunidad para dar consuelo y a la vez cuando la comunidad anima mi caminar en fe y esperanza.  

ORACIÓN

Jesús, hermano nuestro, que has mostrado tu amor incondicional a todos, especialmente a los niños, mujeres, pobres y pecadores; indícanos el camino para vivir relaciones de cuidado entre nosotros, queremos ser buena noticia, especialmente para los que se sienten tristes, solos o excluídos. AMEN.

Por Sor Teresa de Jesús Vázquez H.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *