Creo que la Encarnación de Jesús se continua viviendo cada día, cuando lo puedo vivir como un encuentro con la Vida, en esa vida está Dios, estás tú como mi hermano, mi amigo, mi prójimo, con tus dones, cualidades y,  porque no también, con tus debilidades que nos hacen ser más humanos, pero al mismo tiempo más fuertes; porque esta Encarnación, también es un proceso de madurez en la fe y en el amor.

El amor es lo vital para nosotros, que nos sentimos amados por Dios, que nos hace valorar la Vida como un don, como un regalo, con la finalidad de ser feliz, aun en medio de mis dificultades de cada día.

El encuentro con el amor me impulsa a  estar en una actitud de buscar, habitar y formar.

Buscar siempre lo bueno, lo mágico que nos hace luchar; habitar es dar el espacio de gozar, disfrutar esos encuentros que son un impulso para seguir caminando; y formar es dejar que nuestra persona se configure cada día en una oportunidad de amar y dejarse amar.

“No puede haber Encarnación, sino hay amor…”

¿Cómo vivo el Misterio de la Encarnación en mi vida?

¿Vivo la Vida como un don de Dios en los acontecimientos diarios?

Por S. Alba Castellanos Polonio.