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“¡Me sedujiste, Señor, y yo me deje seducir! Fuiste más fuerte que yo, y me ganaste. Soy motivo de burla cada día, todos se burlan de mí. Cuando hablo, grito; anuncio el dolor y la violencia. No hay día que no me ofendan por predicar tu mensaje. Hay días en que quisiera no acordarme más de ti ni anunciar más tus mensajes; pero tus palabras arden dentro de mí; ¡son un fuego que me quema hasta los huesos! He tratado de no hablar, ¡pero no me puedo quedar callado!” (Jeremías 20, 7-9)
‘Profetas: pensar de otra manera’
Aliviar con sus propias manos a Jesucristo que sufre en una multitud de enfermos y vulnerables de toda clase, en forma tal que se promueva la dignidad humana y eduque en la justicia social, fue el punto de partida que inspiró a nuestras co -fundadoras: Madeleine Chollet, Pierre Cinquin, Agnes Buisson hace ya 150 años. De hecho, durante el año de celebraciones de nuestro sesquicentenario hemos tenido la valiosa oportunidad de releer sus voces: críticas, claras y profundamente comprometidas con los pobres. En una sola palabra: ‘Profetas’.
Por lo que me atrevo a decir que nuestras primeras Hermanas estaban convencidas que para reducir las desigualdades con las que se encontraron, ofrecieron en su quehacer un estilo nuevo que fomentaba los valores del evangelio, en otras palabras: un estilo que promueva el respeto de los derechos humanos. Ese legado se puede ver a través de la apertura de diversos espacios de misión en la Historia de nuestra Congregación: los nuevos inicios, los que se necesitaba continuar y los que había que transformar totalmente desde la educación, la salud, la pastoral y en lo social.
Pero ¿qué significa ser profetas? Para el teólogo Jose María Castillo, “Profetas son quienes hablaban para una situación concreta y para personas concretas”. Lo cual quiere decir, valga la redundancia, que hablan en concreto y para cada situación concreta. Traigamos pues a nuestras mentes y corazones, aquellos rostros de personas que con miradas sensibles y voces honestas, muestran su compromiso con la lucha por la justicia, paz y el cuidado de la creación a través de gestos y palabras, tan bellas como potentes.
Aquí en Saint Louis Missouri, he tenido la dicha de conocer un poquito más a nuestra querida Hermana Patricia Ann Kelley. Su vida, legado y su injusta muerte, definitivamente moviliza. Pat, trabajó extensamente para ayudar a los más pobres. Fue víctima de violación y asesinada el 27 de septiembre de 1987. Ella junto a tantas otras mujeres asesinadas diariamente, nos recuerdan amargamente que se continúa matando a las mujeres y el sistema es incapaz de evitarlo. Y que no basta solo con tener instituciones responsables de proteger los derechos de las mujeres, no; Pat señaló que urgía hacer algo más para detener la violencia.
Y es que para mí, profeta es quien mantiene el sueño de Dios: ‘he venido para tengan vida y vida en abundancia’. Es aquella persona que nos exige quitarnos las vendas que el sistema nos impone para hacernos insensibles ante las víctimas. Profetas, son esas personas que tienen la capacidad de mostrarnos nuestra resiliencia y solidaridad, pero que también nos recuerdan que los cambios en la sociedad dependen de que esas cualidades no se desaprovechen. Insistir, insistir, incluso cuando el mensaje sea duro o desagradable.
Ya lo diría el profeta Jeremías: “¡Me sedujiste, Señor, y yo me deje seducir! Fuiste más fuerte que yo, y me ganaste. Soy motivo de burla cada día, todos se burlan de mí. Cuando hablo, grito; anuncio el dolor y la violencia. No hay día que no me ofendan por predicar tu mensaje. Hay días en que quisiera no acordarme más de ti ni anunciar más tus mensajes; pero tus palabras arden dentro de mí; ¡son un fuego que me quema hasta los huesos! He tratado de no hablar, ¡pero no me puedo quedar callado!” (Jeremías 20, 7-9). No podemos callar. Nuestro Señor Jesucristo sigue sufriendo en una multitud de personas y territorios que están siendo maltratadas, discriminadas e inferiorizadas… el Verbo Encarnado nos llama y espera de nuestras manos para afrontar con valentía el calentamiento global.
Nuestras profetas, sembradoras incansables de sueños, ciudadanas del mundo por elección, mujeres con energía siempre a tope, con un amor que se deja sentir, nos van a acompañar en este itinerario. Ellas y tantos otros nos exigen comunicar lo que Dios quiere y lo que Dios espera hoy.
Pregunta para seguir rumiando…
¿Dónde está el secreto de la fuerza que tiene un profeta de Dios?
Por S. Katty Huanuco, CCVI.
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