Viernes Santo de la Pasión del Señor, una reflexión de las Religiosas CCVI

por Abr 12, 2017Blog, Liturgia, Reflexiones0 Comentarios

Jesús se retiró al huerto de los olivos con sus discípulos, Pedro, Santiago y Juan, y entró en su última agonía de oración y sufrimiento.

Entremos al Huerto de los Olivos y acompañemos a Jesús en su oración mientras Él se prepara para su muerte:

Pedro, Santiago y Juan, los compañeros más cercanos de Jesús, acompañaron a su Maestro al Huerto de los Olivos, donde permanecieron en oración mientras Él se retiró a la soledad para pedir la ayuda de su Padre. “Padre, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. A medida que oraba con más intensidad, empezó a sudar gotas de sangre. Llegó un ángel y le prestó asistencia. Mientras tanto, encontró que sus discípulos estaban dormidos y les preguntó: “No pudieron velar una hora conmigo?”.

Judas traiciona a Jesús: Judas se acerca a Jesús en el Huerto y le dice: “Salve, Maestro”, y lo besa.  Jesús respondió: “Judas, ¿traicionas al Hijo del Hombre con un beso?”.

Pedro intentó defender a Jesús cortándole la oreja derecha a un soldado. Jesús intervino para evitar la violencia en relación a él y curó al soldado herido.

Jesús dijo al Sumo Sacerdote y a la Multitud: “Han salido a aprenderme con espadas y palos como a caza de un bandido, Yo, sin embargo, me sentaba diariamente entre ustedes en el Templo para enseñar y no me detuvieron. Pero esta es su oportunidad y el triunfo de las tinieblas”.

Jesús en el Palacio de Caifás, el Sumo Sacerdote: Llevaron a Jesús, fuertemente escoltado, al Palacio del Sumo Sacerdote donde sus captores se burlaron de él y lo golpearon, insultándolo una y otra vez. En ese lugar, cuando a Pedro le preguntaron por Jesús, negó conocerlo y cuando el gallo cantó, Jesús volteó a ver a Pedro y él recordó que Jesús había predicho que él lo negaría.

Jesús declara que Él es el Hijo de Dios: Después de una noche de tortura y aislamiento en prisión, llevaron a Jesús ante el Consejo Supremo para ser interrogado: “Si tú eres el Mesías, entonces, dinos que lo eres”. Jesús respondió:“Si les digo no me creerán. …Sin embargo, de ahora en adelante, el Hijo del Hombre se sentará en un trono a la derecha de Dios Todopoderoso”.Todos respondieron: “Por lo tanto, tú eres el Hijo de Dios”. “Yo soy lo que ustedes han dicho”, Entonces dijeron: “¡Qué necesidad tenemos ya de testigos! Lo hemos escuchado de sus propios labios”. 

Jesús ante Poncio Pilato, el Gobernador Romano: Los Sumos Sacerdotes presentaron a Jesús ante el Gobernador Romano con muchas acusaciones: “Incita a nuestro pueblo a hacer revueltas; se opone a pagar impuestos al César y se presente como el Rey Mesías”. 

Pilato le preguntó a Jesús: “¿Eres tú el Rey de los Judíos?”. Jesús respondió: “Tú lo has dicho. Mi reino no es de este mundo, si fuera de este mundo, mis partidarios estarían luchando para impedir que se me entregara a los judíos. Pero el hecho es que mi reino no es de aquí. 

Pilato dijo:“Entonces, tú eres rey”. Jesús respondió: “Para esto nací y para esto vine al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todos los que pertenecen a la verdad escuchan mi voz”.

Pilato dijo: “¿Qué es la verdad?”

Pilato se dirigió a la multitud: “No encuentro culpa en este hombre”. Ellos insistían cada vez más: “Agita a la nación con enseñanzas en todo el territorio judío. Comenzó en Galilea y terminó aquí”. 

Jesús ante Herodes: Pilato, al escuchar que Jesús era de Galilea, decidió mandarlo a su propia jurisdicción. Herodes, que ya había decapitado a Juan el Bautista, estaba ansioso de ver a Jesús con la esperanza de ser testigo de algún milagro en su presencia; le planteó muchas preguntas, pero Jesús se negó a responderle; entonces los guardias de Herodes lo golpearon y lo insultaron. Después de burlarse de Jesús, Herodes lo mandó de nuevo a Pilato y “Herodes y Pilatos volvieron a ser amigos, después de un período de enemistad. 

Pilato declara que Jesús es inocente: Dirigiéndose a la multitud que clamaba, Pilato intenta salvar a Jesús ofreciendo liberar a un prisionero: “¿A quién quieren que les suelte, a Jesús o a Barrabás (un asesino y ladrón)? La multitud gritó: “Suelta a Barrabás”.

Pilato dijo: “Jesús no ha hecho nada para merecer la muerte; haré que lo azoten y lo dejaré en libertad”. 

Jesús es flagelado: A la manera de las flagelaciones romanas; y los soldados burlándose de Jesús en su calidad de rey, lo vistieron con un manto color púrpura, tejieron una corona de espinas se la pusieron en la cabeza y lo llevaron de nuevo ante Poncio Pilato.

Jesús es sentenciado a muerte: Cuando Pilato presentó a Jesús con las palabras:“He aquí al Hombre”, la multitud gritó: “Que lo crucifiquen, que lo crucifiquen”.

Pilato dijo: “Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, pues yo no encuentro culpa en él”.

Razón de la muerte de Jesús, según los judíos: Los judíos gritaron: “Tenemos una ley, y de acuerdo con esa ley, él debe morir porque HA DICHO QUE ÉL ES EL HIJO DE DIOS”.

Jesús es llevado a la Crucifixión: Llevando la cruz sobre sus hombros, Jesús es llevado por las calles de Jerusalén, en medio de la crueldad, cayó exhausto varias veces y finalmente recibió ayuda de Simón de Cirene. También tuvo un doloroso encuentro con su Madre en el camino al Calvario.

Crucifixión y Muerte de Jesús: Jesús, despojado de sus vestiduras fue crucificado entre dos ladrones. Pilato mandó poner una inscripción sobre su cruz: “Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos”.

Uno de los ladrones se volvió a Jesús y le dijo: “Señor, recuérdame cuando estés en tu reino”. Jesús le respondió: “Hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso”.

LAS ÚLTIMAS SIETE PALABRAS DE JESÚS DESDE LA CRUZ
  • “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
  • Al Buen Ladrón: “Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso”.
  • “Madre, ahí tienes a tu hijo… A Juan: Juan, ahí tienes a tu Madre”.
  • Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
  • “Tengo sed”.
  • “Todo está cumplido”.
  • “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
Era MEDIODÍA y las tinieblas cubrieron toda la tierra hasta las 3:00 de la tarde, el sol dejó de brillar. El velo del templo se rasgó en dos partes por en medio, y Jesús EXCLAMÓ CON FUERZA:“ Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. 
Jesús es sepultado: José de Arimatea, que había sido discípulo de Jesús, se encargó de sepultar a Jesús en su propio sepulcro que había sido labrado en la peña. Una piedra cubría la entrada y como era el día de la Preparación del Sabbath, los amigos de Jesús que habían venido de Galilea y otros dolientes, se retiraron, planeando regresar después con especies aromáticas y perfumes para ungir el Cuerpo de Jesús.   

 

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