Ceremonias de Primeros Votos, CCVI agosto 2019, S Tere Maya.
Hoy me dirijo no solamente a las tres hermanas que están apostando por la vida CCVI este mes de agosto, Cande, Eli y Miriam; sino a todas las hermanas.
Una nueva profesión a nuestra vida común obliga una reflexión en toda la congregación. Por eso creo que es importante que nos preguntemos juntas: ¿Qué significa una ceremonia de primeros votos en este momento de nuestra vida congregacional?
Con cada profesión de votos temporales cambia toda la congregación. Llega una persona nueva, hay que hacer el espacio, crear una verdadera acogida, escuchar, aprender, conocer. En fin, hay que crear nuevas relaciones. Si pretendemos sólo que ustedes, hermanas recién profesas, se “adapten”, qué “aprendan,” porque “así son las cosas,” y no acogemos la novedad de su búsqueda, sus preguntas, su energía, su ilusión… pierde vitalidad nuestro carisma. Gracias a Dios- Cande, Miriam, Eli- apuestan por nosotras; ahora hay que hacer lugar en la mesa, y permitir que cambien nuestras conversaciones.
También hay que reconocer que, primera profesión no es la perpetua, pero creo que es más importante. Esta profesión, sobre todo, nos recuerda que la vida común cuando tenemos un compromiso de votos es siempre, siempre camino. La sabiduría acumulada de la VR en nuestra iglesia nos regala este tiempo para acordarnos todas– que nuestra vida es siempre camino de discernimiento y de acompañamiento. A veces, lamento la pérdida de este sentido, cuando vemos a la siguiente profesión, a la perpetua, como destino y no simplemente como nuevo inicio. Inicio de un camino de formación permanente de conversión, de revisión, de cuestionamiento, que nunca, nunca termina. La profesión temporal nos recuerda que nuestra vida es un camino acompañado, donde debemos de entrar en relaciones que transforman, que hacen crecer, que profundizan, que maduran la fe. Pero es un camino de todas, no solamente de las hermanas que hacen primera profesión.
Ustedes nos recuerdan que seguimos en camino, que necesitamos sacudir la polilla y preguntarnos porque se nos desgató la ilusión, preguntarnos cómo dar razón de nuestra esperanza, preguntarnos cómo vivir juntas este camino de trasformación que nos tocó vivir.
Hoy estoy convencida de que su profesión nos recuerda que “se trata de Dios.” Cuando en nuestros pasillos, se murmura el miedo y la desconfianza. Cuando en mensajitos e insinuaciones, cuestionamos todo, alimentamos nuestra depresión, porque “no sabemos a dónde vamos.” Llegan ustedes. ¡Nos desconciertan! ¿Por qué? ¿Qué nos ven? ¿Qué no saben… que somos viejitas, y algunas difíciles, etc? Porque a las hermanas se nos olvida, que no se trata de nosotras, y nuestras “carencias”, se trata de Dios, del barro que Dios escogió simplemente porque quiso. Su SÍ, el día de hoy, nos recuerda a todas que se trata de Dios, quien SÍ cree en nosotras, quién SÍ espera de nosotras misión, oración, presencia, alegría, solidaridad, confianza. Sólo en la opción de Dios por nosotras se puede todo. Hoy se trata de Dios.
Y, claro, no dejo de ver que hacen profesión en el año Jubilar de la Congregación. Sin duda, un año lleno de gracia, donde vemos que sin sombra no hay luz, que sin errores, sin nuestra vulnerabilidad, sin nuestra fragilidad humana, no hay Encarnación. Un año, donde vemos que al final, ¡llegamos por pura gracia!
Qué bendición hacer profesión en un año donde se siente el agradecimiento por el Dios que “acampa entre nosotras.” Lejos de sentirse especiales, habría que pensar qué responsabilidad les tocará por este privilegio de coincidir con este aniversario.
Empieza un nuevo camino, compromiso para cada una de ustedes de seguir en discernimiento y de aceptar el acompañamiento de su congregación. Compromiso para todas las hermanas de la congregación de discernir su relación con nosotras y también de ofrecer acompañamiento y acogida.
Gracias por apostar a nuestra vida y avivar nuestra esperanza.
Bienvenidas a esta nueva etapa, bienvenidas al camino de vida CCVI.
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