El domingo 25 de junio se llevó a cabo mi envío. Debo decir que este momento fue muy esperado y añorado, pero cuando llegó el tan anhelado día, me invadieron los nervios y un poco de miedo. Sin embargo, el evangelio y la homilía me llenaron de fortaleza y confianza. Jesús, me decía: «no tengas miedo» y me lo repetía tres veces. Estas palabras tocaron mi corazón y repentinamente mi entorno se transformó.

Empecé a disfrutar todo lo que me rodeaba. Valoré a cada persona que estaba a mi lado. Tuve la gran dicha de contar con Lety Nacher y Veva Quiles, dos entrañables amigas y hermanas de comunidad. De igual forma, mi esposo y mis tres hijos estaban conmigo en este hermoso acontecimiento, teniendo la oportunidad de darles personalmente la comunión.

Sin lugar a dudas, estos momentos quedarán grabados en mi mente y en mi corazón. Sí, estoy muy consciente que el compromiso y la responsabilidad son grandes, pero al mismo tiempo considero que es un privilegio poder llevar el cuerpo de Cristo a todo el que necesite su amor, su fortaleza y su compañía.

Para finalizar, deseo brindar mi más sincero agradecimiento y reconocimiento a Cristy Castillo, Aurora Garduño, Paty Pacheco, Lety Baños, Mary Moyers, Alma Zavala y a todas y a cada una de las personas que, por razones de espacio, me es imposible nombrar. Gracias, muchas gracias por sus consejos, su apoyo y su paciencia. Estoy convencida que sin su ayuda y sus palabras de aliento este memorable e inolvidable evento no hubiera tenido lugar.

Por Carmen Alejandra Martínez Limón.