Queridas Hermanas, Asociadas, y Amistades de la Congregación:
¡Alabado sea el Verbo Encarnado!
Solamente un íntegro compromiso Congregacional con el futuro anunciará el cierre de nuestro Jubileo del Sesquicentenario. Nuestro Jubileo nos llama a transformar nuestra herencia en un legado, confiando que Dios nos está llamando a la transformación en todos los aspectos de nuestra vida Congregacional.
Estamos llamadas a administrar nuestra misión en justicia con las generaciones futuras. El Papa Francisco nos recuerda que «la noción del bien común se extiende también a las generaciones futuras… La solidaridad intergeneracional no es opcional, sino una cuestión básica de justicia, ya que el mundo que hemos recibido también pertenece a los que nos seguirán (Laudato Si, No. 159)». Este viaje nos llevará a un nuevo momento, un nuevo lugar. Nuestra Congregación será diferente, tal vez incluso irreconocible, pero la esencia de nuestro carisma y misión permanecerá. Confiamos en la promesa de Dios.
El primero de nuestros compromisos jubilares es el testimonio público que el santuario natural que le hemos confiado a nuestro ministerio, Headwaters, permanecerá verde en perpetuidad. Acabamos de firmar el acuerdo final de conservación ecológica entre la Congregación, Headwaters, y la organización Greenspaces Alliance of South Texas. Habíamos planeado celebrar este momento significativo al cierre de nuestra Asamblea en marzo… pero la pandemia obligó un proceso diferente.
Necesitamos leer la interrupción provocada por la pandemia como un signo de los tiempos a la luz de nuestro llamado a una conversión ecológica. Aprendimos dolorosamente que todo está conectado, que no hay fronteras para la naturaleza- ¡el COVID-19 no necesitó visa! También aprendimos que los más vulnerables entre nosotros siempre son los más afectados, y a su vez que necesitamos trabajar juntas para crear soluciones comunes para nuestra familia humana. “Cuando se habla de «medioambiente», se indica particularmente una relación… Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados” (Laudato Si, no. 139).
La pandemia nos ha mostrado que nuestra “vida normal” fue parte del problema. Por esa razón, necesitamos reconocer que el cuidado de nuestra casa común requiere de una conversión que nos permita dejar atrás precisamente esa “vida normal”. Todas necesitamos “…una conversión ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea” (Laudato Si, 217). ¡Tenemos que sacrificarnos por el bien común!
El llamado del Papa Francisco al cuidado de nuestra casa común en Laudato Si cumple cinco años. Nuestro camino a esta Reserva Ecológica ha tomado mucho más tiempo para dar fruto. El discernimiento, el diálogo y la discusión han marcado este camino. No llegamos a esta decisión sin un amplio proceso de consulta y escucha.
Después de más de veinte años desde que las voces proféticas de nuestras hermanas y conservacionistas en nuestros ministerios nos llamaron a dar este paso- ahora al fin estamos listas. Daremos un salto de fe, confiadas que con esta reserva “estamos haciendo el amor misericordioso de Dios visible en el mundo de hoy”. Esperamos que este acuerdo de reserva ecológica sea una forma real y tangible de hacer este compromiso a una conversión ecológica como Congregación.
El acuerdo de conservación es una señal de esperanza porque estamos arriesgando por el futuro confiando en la Providencia de Dios y estamos dispuestas a sacrificar por el bien común y por las generaciones futuras. Qué testimonio tan significativo en medio de la pandemia que nos recuerda que todo está conectado y que nuestra casa común alberga a toda nuestra familia humana.
Confío que la imagen de la Mariposa Monarca migrando en nuestra propiedad del Campus del Verbo Encarnado que compartimos nos recordará que la transformación es posible cuando hacemos sacrificios por el bien común.
¡Alabado sea el Verbo Encarnado!
Las Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado, San Antonio
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