Se dice mucho de la fe de la gente sencilla, tuve una experiencia maravillosa de comprobarlo, fue para mí un ejemplo de humildad, de fe, de oración, de confianza verdadera en Dios. Fue con una persona de mi comunidad parroquial, me contó que en su primer año de escuela, no aprendió mucho y su mamá le dijo: “eres un burro, ya no vas a ir el próximo año, te vas al campo a trabajar con tu papá”. Y así fue,  por tanto no aprendió nunca ni a leer ni a escribir, solamente dibuja su nombre, cada vez con menos trabajo, pero es solo eso un dibujo y es orgullo de saber que es su firma.

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