50 Años de Vida Misionera

por Dic 10, 2015Blog, Misioneros, Nuestras historias0 Comentarios

Nuestra hermana Rosaleen Harold y su inagotable energía por ayudar y amparar a los/as más vulnerables. Ha recorrido caminos intransitados y ha hecho de todo con tal de seguir a su corazón: acoger el clamor de Dios en los pueblos.

50 años de Vida Misionera

Nativa de Lanesboro, Irlanda; nuestra hermana Rosaleen Harold se caracteriza por su incansable espíritu misionero. Su predilección por los más vulnerables la llevó a vivir 36 años en Perú y en la actualidad tras celebrar su Jubileo de Oro, responde alegremente al llamado de ir a Zambia, África.

En las líneas siguientes extraemos una publicación del Diario Irlandés ‘Longford Leader’ quien realizó esta nota a propósito de sus 50 años como Hermana de la Caridad del Verbo Encarnado.

Fue hace más de 50 años cuando Kathleen Harold, conocida como Rosaleen,  vio la parte continental de Irlanda desaparecer de su vista mientras ella y otros ocho candidatas comenzó el largo viaje desde Cobh a la Casa Madre en San Antonio, Texas. En ese momento, no tenía ni idea de si, o cuándo, volvería a tocar suelo irlandés. Pero ella estaba llena de un deseo de dedicar su vida a Dios en el servicio a los demás. ¿Cómo vivir esto? No tenía ni idea.

El llamado de Dios llega a las personas en cualquier momento de la vida, para Rosaleen llegó temprano. Su llamada fue «clara, total, espiritual, personal y amorosa», recuerda. «Yo sabía entonces, y ahora sé, que estaba siendo invitada a una vida de oración y servicio al pueblo de Dios. Estoy segura de que el ejemplo de mi madre y mi santa abuela, sin duda, influyó en mi decisión”.

Su viaje a lo largo de su vida religiosa ha ido desde Rathcline y Brianstown a París, Texas, San Luis; Pittsburgh; México y Perú. «He tenido el privilegio de haber trabajado como enfermera clínica y luego en la educación de enfermería en Texas», agrega. «Pero lo que ha sido más importante para mí, ha sido mi vida misionera en Perú, donde tuve el privilegio de trabajar en las comunidades campesinas”, comparte.

Rosaleen Harold ha viajado a través de skyways y en las carreteras; por carreteras secundarias pavimentadas y por agrestes montañas; apretujada en autobuses y coches; montó a caballo, en burro y manejó carros; llevó en camiones el ganado y a pie. A menudo, su trabajo ha incluido visitar: a detenidos en comisarías y cárceles superpobladas; a enfermos en hospitales y chozas improvisadas de cartón y paja. A coordinado servicios sociales para los pobres e indigentes a través de comedores populares y pequeñas huertas; apoyaba a las mujeres campesinas en su lucha por sus derechos básicos y a desarrollar la fe en comunidades que se refleja en el servicio a los demás.

Muchísimas gracias querida hermana ‘Rossy’, como las Hermanas en Perú la llaman; gracias por tu constante testimonio y respuesta generosa ante el clamor de Dios en nuestros pueblos.


En el encabezado: Hermana Rosaleen Harold, CCVI.

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