Llamadas a dar Testimonio de Esperanza

por Feb 2, 2021¿Qué hacemos?, Blog0 Comentarios

Nuestra familia congregacional se ha preguntado muchas veces: ¿qué nos toca hacer? Enfrentadas por múltiples pandemias -la de COVID-19, la del cambio climático, la del racismo sistémico, la de la polarización, la de la deshumanización de la mujer y de los migrantes-, es claro que como Congregación apostólica – Congregación en Misión – queremos saber ¿qué nos toca hacer?  Hay que dar de comer al hambriento, hay que transformar estructuras, hay que participar para crear una política que no excluya a nadie; sí, todo eso, pero primero hay que dar testimonio de esperanza. 

Vivimos tiempos de oscuridad, de pérdida, de soledad.  Los males sociales y económicos están minando nuestro espíritu.  Creemos que somos personas llamadas a trascender, que el ser humano es más que lo inmediato, lo seguro, lo material.  Por eso, ¡dar testimonio de esperanza es probablemente la respuesta más urgente!

Claro que para dar testimonio de esperanza tenemos que encontrarla en nosotras y nosotros mismos, en lo íntimo de nuestras almas, en el espacio entre una inhalación y una exhalación. Tenemos que hacernos la pregunta honesta: ¿Cómo está mi esperanza?  El Papa Benedicto XVI escribió que la “Fe es la sustancia de la Esperanza” (Spe Salvi, 10).  Así de sencillo, así de profundo. En esta oscuridad que nos rodea, la luz de la fe se vuelve más clara.  Para recuperar la esperanza, hay que creer.  Creer en el Dios de la vida, en el Dios encarnado entre la gente, en el Dios presente. 

Además, la esperanza necesita compañía.  La comunidad, el acompañamiento, la amistad alientan la esperanza.  “Nadie se salva en soledad”, nos recuerda el Papa Francisco una y otra vez, los seres humanos se necesitan unos a otros.  Caminar junto con, a un lado de, se vuelve cada vez más urgente.  La esperanza es el don de la comunión. 

Finalmente, si nuestra fe nutre la esperanza, si el acompañamiento la aviva, seremos personas en salida.  Porque no puede haber esperanza auténtica si no sale a los demás.  La esperanza crea espacios de posibilidad, de humanización, de cercanía.  La esperanza es siempre activa.  Meditemos con el Papa Francisco sobre el ícono del Buen Samaritano: “Esta parábola es un ícono iluminador, capaz de poner de manifiesto la opción de fondo que necesitamos tomar para reconstruir este mundo que nos duele. Ante tanto dolor, ante tanta herida, la única salida es ser como el buen samaritano.”  (Fratelli Tutti 67) ¡Admirable contradicción: para tener esperanza hay que ofrecerla!

Celebramos el día de la Vida Consagrada con toda la familia carismática de las Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado.  

¡Celebremos dando testimonio de Esperanza Activa!

Equipo General de Liderazgo 

2 de febrero del 2021, veinticinco aniversario del Día Mundial de la Vida Consagrada. 

 


En el encabezado, imagen de falco obtenida de Pixabay.

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