Contemplación

por Dic 20, 2019Blog, Reflexiones0 Comentarios

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En el principio…

En el principio era el VERBO,

y el VERBO estaba en la presencia de Dios,

y el VERBO era Dios.

Todas las cosas fueron hechas por él.

El VERBO se hizo carne y habitó entre nosotros,

y hemos visto Su gloria: la gloria de un Hijo único

que viene del Padre lleno de amor perdurable;

amor que brota del amor.

(Prólogo del Evangelio de Juan)

El VERBO es CONTEMPLACIÓN y nos invita a ver el mundo con nuevos ojos.

Contemplar significa mirar a profundidad, entrar en armonía con Dios, con nosotros mismos y con otros. La contemplación nos llama a nuestro centro, a lo más profundo de nuestro ser, y permite que la revelación de Dios ocurra en nuestro interior. Como Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado, estamos llamadas a contemplar, a examinar las realidades del mundo, y a discernir las necesidades del pueblo de Dios. (Constituciones, Artículo 31).

Cuando contemplamos al mundo descubrimos pobreza, deshumanización, adicción a las drogas, tráfico de personas y desesperanza. Los medios de comunicación atrofian nuestros sentidos, lo que lleva a la desorientación y a perder la sensibilidad ante los valores del Evangelio. Vivimos en un mundo de asombro y belleza, pero tenemos poca sensibilidad por su protección y su vida.

Esta realidad nos llama a renovar nuestro compromiso para contemplar y escuchar la voz de Dios: “He sido testigo de la aflicción de mi Pueblo” (Éxodo 3-7), y a abrirnos a la presencia salvadora de Dios, que nos llama a responder con compasión y solidaridad.

La contemplación nos lleva a la acción: a ser una presencia de Dios en el mundo.

Preguntas para reflexionar y compartir

  • ¿Cómo profundizamos nuestra contemplación como una dimensión de nuestra espiritualidad?

  • ¿Cómo nos sensibilizamos a nuestro mundo y tenemos una visión contemplativa?

 

“Haz que me parezca a LA PERSONA QUE AMO.” Jeanne de Matel (1596-1650)

“ … en esta fundación, yo, que soy el Verbo Encarnado, haré una extensión de Mi Encarnación.”

 

Oración para después de compartir

Dios de amor, venimos ante ti, abiertas a tu revelación a través del misterio de nuestra vida diaria. Abre nuestros ojos para que veamos tu presencia que da vida a todo el mundo. Abre nuestros oídos para que escuchemos tu voz en los gritos de tu pueblo que sufre. Abre nuestras manos para que puedan ser tu tacto compasivo que sana las heridas del cuerpo y el espíritu. Re-encarna tu PALABRA en nosotros para que, junto con Jesús podamos reconocer tu presencia en todas las personas y podamos revelarles tu amor salvador. Amén

Por S. Rosie Forck.

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