Día Mundial de la Vida Consagrada 2023

por Feb 1, 2023¿Qué hacemos?, Blog0 Comentarios

«Hoy, estamos unidas con todas las comunidades de vida consagrada esparcidas por el mundo, peregrinos en la misma tierra que nos sostiene y en la que vivimos esta historia que nos interpela».

En este día mundial en el que celebramos a las personas consagradas, que somos, también, todas las personas bautizadas, les compartimos esta reflexión sobre el camino, las preguntas y las acciones para «ensanchar nuestra carpa» para crecer en armonía, unidas, en nuestra misión.

Que el Verbo encarnado nos acompañe en el compromiso con nuestra misión consagrada.

Ciudad del Vaticano, 25 de enero de 2023

Prot. n. Sp.R. 2930/23

A todas las personas consagradas

En este momento en que se respira un espíritu sinodal en la Iglesia, tenemos la alegría de celebrar el 2 de febrero, fiesta de la Presentación, la XXVII Jornada de la Vida Consagrada, con una celebración eucarística en la Basílica de Santa María la Mayor. En ausencia del Santo Padre debido a su viaje apostólico a la República Democrática del Congo y Sudán del Sur, la celebración será presidida por Su Eminencia el Cardenal Joao Braz de Aviz. A través de este día recordamos con gratitud la inmensa gracia de nuestra vocación de ser «memorial vivo del modo de vivir y de actuar de Jesús» (Vita Consectrata n. 22) y, conscientes de que su gracia es suficiente para nosotros (cf. 2Co12,9  ), le pedimos que viva con humildad y confianza el don de la fidelidad y la alegría de la perseverancia.

En este día estamos unidos con todas las comunidades de vida consagrada esparcidas por el mundo, peregrinos en la misma tierra que nos sostiene y en la que vivimos esta historia que nos interpela. Dios nos sigue llamando a consagrar nuestra vida en las diversas formas que se complementan y enriquecen, y que son, sobre todo, un don para la Iglesia. Los institutos de vida consagrada (religiosos, monásticos, contemplativos, seculares, «nuevos institutos»), el Ordo virginum, los ermitaños y las sociedades de vida apostólica expresan toda la vida consagrada que traduce el Evangelio en una forma particular de vida, que sabe leer los signos de los tiempos con los ojos de la fe y que busca responder con fidelidad dinámica (cf. VC 37) a las necesidades de la Iglesia y del mundo.

El camino sinodal ha guiado nuestros mensajes anteriores, en los que hemos subrayado la comunión y la participación. En este mensaje nos centramos en la misión: «ensanchar la carpa» es una actitud en el corazón de la acción misionera, como nos recuerda el título del Documento de Trabajo para la fase continental del sínodo. La misión nos lleva a la plenitud de nuestra vocación cristiana; nos da la oportunidad de volver al estilo de Dios que «es cercanía, compasión y ternura», que se expresa en palabras, presencia y lazos de amistad. No podemos separarnos de la vida; es necesario que alguien cuide «las fragilidades y las pobrezas de nuestro tiempo, curando las heridas y sanando los corazones rotos con el bálsamo de Dios» (Papa Francisco, Inicio del Viaje Sinodal, 9 de octubre de 2021).

“La misión es el oxígeno de la vida cristiana: la vigoriza y la purifica” (Papa Francisco, Audiencia General, 11 de enero de 2023). Para vivir la misión a la manera de Dios como personas consagradas, necesitamos el soplo del Espíritu, que oxigena nuestra consagración, que ensancha nuestra carpa, que no permite que el deseo de salir y llegar a los demás para anunciar el Evangelio se desvanezca o sea eclipsado, que reaviva el fuego misionero en nosotros. Él es el verdadero protagonista de la misión y, al mismo tiempo, el que mantiene la frescura de nuestra fe para que no se marchite.

Este día nos impulsa como personas consagradas a hacernos preguntas: ¿invocamos con fuerza y frecuencia al Espíritu y le pedimos que reavive en nuestros corazones un fuego misionero, un celo apostólico, una pasión por Cristo y por la humanidad? ¿Estamos impulsados a «hablar de lo que hemos visto y oído» (1 Jn 1, 3)? ¿Sentimos un anhelo por Cristo? ¿Sufrimos y arriesgamos en armonía con su corazón pastoral? ¿Estamos dispuestos a «ensanchar nuestra carpa», a caminar juntos? Sobre todo, nos preguntamos: ¿es la Persona de Jesús, sus sentimientos, su compasión, lo que excita nuestros corazones?

Siempre, incluso en los últimos años, las hermanas y hermanos consagrados han asumido los mismos sentimientos de Jesús que los llevaron a dar la vida por sus hermanas y hermanos. En este día celebramos la sangre derramada en unión con Cristo, que es más elocuente que cualquier discurso de misión. Junto a ellos está también la sangre derramada por las víctimas de la guerra, la violencia, el hambre y la injusticia.

Nosotros, que tocamos la salvación de Dios día a día, experimentamos la misión como un don gratuito para los demás de todo lo que somos y tenemos. Nosotros que «tocamos la carne dolorosa y gloriosa de Cristo en la historia cotidiana» ampliamos nuestra carpa y así compartimos «un destino de esperanza, esa nota incuestionable que viene de saber que estamos acompañados por el Señor». Los cristianos no podemos guardar al Señor para nosotros mismos: la misión evangelizadora de la Iglesia expresa su participación total y pública en la transformación del mundo y en el cuidado de la creación (cf. Papa Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones, 6 de enero de 2021).

No importa dónde estemos, si el amor de Dios está en nuestros corazones, estamos viviendo nuestra misión consagrada. Esta misión ensancha el espacio de nuestra carpa y nos enseña a crecer en sincera armonía, fortaleciendo los lazos, caminando juntos, con la solicitud de María y su profunda alegría.

¡Juntos, en compañerismo y participación, somos la Misión de Dios!

Que María nos acompañe en nuestro camino misionero.

Joao Braz Card. de Aviz

Prefecto

 José Rodríguez Carballo, O.F.M.

Arzobispo Secretario

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